Violencia familiar. Casos de todos los días

Maritza Garrido está cansada de ir a la comisaría. “No te imaginas cuántas veces he ido a decirles lo mismo”, dice entre lágrimas esta mujer de 28 años que vive en Comas, a solo 10 minutos en combi de la comisaria del mismo distrito.

Tiene una herida en la palma de la mano, un arañazo en la espalda y los ojos cansados de tanto llanto: ella padece de violencia familiar. “Están esperando que llegue muerta para recién hacerme caso”, me cuenta y me enseña fotos de cuando por ratos tiene momentos de felicidad junto a sus hijos.

Maritza Garrido (Foto:Elisa Matute)

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en su último informe sobre violencia familiar del año pasado, el 2016 se redujo en dos puntos respecto al 2015 sobre estos casos llegando a 68.2%, pero la cifra no deja de ser alarmante.

Este porcentaje reducido corresponde a casos relacionados a violencia sexual, física o psicológica contra mujeres que fueron violentadas por su pareja esposo.

Ese mismo informe del INEI indica que hay un 44.1% de las victimas buscaron ayuda en sus familiares, y la otra parte fueron denuncias que, en algunos casos, no concluyeron con la detención del agresor.

Y en ese porcentaje está Maritza, cuyo caso es como el de muchas mujeres que van a la comisaria y no consigue apoyo o atención de las autoridades.

Ella, por ahora, ya presentó una denuncia, pero el agresor Javier Cáceres de 35 sigue yendo a su casa a ver a sus hijos y ella no lo puede evitar porque sus hijos reclaman la presencia de su padre.

Sin embargo, la ONG Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (DEMUS) se ha contactado con ella a través de una amiga, que no quiso revelar su nombre, pero apoya a Maritza.

Son muchos los casos como los de Maritza que no conocen qué hacer en estos casos, por eso es recomendable tener más acciones por parte de las instituciones competentes para que se tomen acciones inmediatas y no suceda una tragedia.

- Elisa Matute -